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Román y Maria José, socios de SCA San Vicente de Mogón (Jaén), saludan desde su parcela de olivos

Retomamos la crónica de nuestro #DiariodeCampaña. Parece que fué ayer pero ya han pasado 80 días desde que empezó la recolección de la aceituna y ahora todo es distinto. La campaña de recolección está tocando ya a su fin, aunque la almazara se encuentra todavía a pleno rendimiento día y noche fabricando nuestro AOVE Maduro.

Los 1000 socios cooperativistas de SCA San Vicente aprovecharon estos días de invierno para recoger el fruto de su esfuerzo de forma continua. Las temperaturas estos días son muy frías, lo que hace que comenzar la jornada sea especialmente duro, aunque el clima por general está siendo soleado, y conforme avanza la jornada el frío poco a poco desaparece.

Así de frío es el amanecer en la Sierra de las Víllas.

 

Este año la cosecha será breve, normalmente se alarga hasta finales de Febrero, pero debido a una serie de circunstancias, las cantidades en producción de AOVE serán más bajas en toda la provincia de Jaén y la campaña está tocando a su fin a principios de Enero.

Nuestra cooperativa no es una excepción, y aunque la producción será menor que el año pasado, el esfuerzo diario cuidando de nuestros olivares permite que nuestro AOVE se mantenga dentro de nuestros standards de calidad.

En la entrada de hoy queremos mostrar un ejemplo representativo de lo que es ser un agricultor en Mogón y su trabajo durante la campaña de recolección de aceituna. El perfil tipo es el de un agricultor profesional, que vive sólo de lo que producen sus olivares, y que su cuadrilla de trabajo está formada íntegramente por su familia. La mayor parte de las parcelas de nuestros socios son minifundios, y no es raro que un mismo agricultor sea propietario de pequeñas parcelas, cada una con sus características propias y alejadas algunos kilómetros unas de otras.

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Uno de los múltiples paisajes que nos podemos encontrar en nuestros olivares

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Esta es nuestra almazara vista desde una parcela en el paraje de Caravaca.

Algunos huertos de olivos, como pueden apreciarse en las fotos, se encuentran en zonas de pendiente extrema, rodeados de un paisaje natural excepcional. No olvidemos que nuestro Aceite Puerta de Las Villas toma su nombre por encontrarse Mogón, literalmente, en la entrada de la Sierra de Las Villas, una reserva de la biosfera prácticamente virgen, y donde cohabita la agricultura con la flora y fauna autóctonas. No es raro encontrarse algún zorro, un ciervo o un gamo entre los olivos. A fin de cuentas, el olivar también forma parte del bosque mediterráneo, y sirve de hogar para liebres y algunas aves conforme nos acercamos al Parque Natural.

En cuanto lo que se refiere al trabajo diario, la recolección de la aceituna ha cambiado mucho en los últimos años. Antes se vareaban los olivos a mano y las cuadrillas tiraban del mantón. Hoy la mecanización mediante el uso de las vibradoras y los quads para arrastrar los mantones cargados de aceitunas han facilitado y permitido una mayor rapidez a la hora de la recolección y aumentado el rendimiento y la productividad en los tajos.

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Aún así, debido a la orografía del terreno, todavía hay parcelas donde se trabaja a vara y se arrastra el mantón, porque el acceso de vehículos es muy dificultoso. Podeís comparar la pendiente que hay en algunos parajes mirando la posición de este vehículo.

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Aquí podéis apreciar la pendiente en una parcela de olivos

 

Aunque el trabajo es muy duro, el ambiente es relajado.  Los breves descansos y el almuerzo permitieron realizar estas fotografías.

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A media jornada, una parada para el almuerzo.

La campaña de recolección de la aceituna es una fuente de ingresos y de trabajo para los agricultores profesionales y para toda la población local, ya que depende directa o indirectamente de la campaña de aceituna en estos meses. Algunas de las cuadrillas están formadas por trabajadores locales, pero también forman parte de ella inmigrantes nacionales y extranjeros.

La importancia del olivar en una comarca como la de Las Villas es primordial como fuente de trabajo, y la comercialización de nuestro aceite a un precio justo para el agricultor premia todos los esfuerzos que se realizan, y contribuye al sostenimiento y el desarrollo de una población rural como Mogón.

Al finalizar la jornada de aceituna, queda la satisfacción del trabajo bien hecho y el deber cumplido. Ya sólo falta llevar la cosecha en el remolque a nuestra almazara y proceder a la fabricación de nuestro AOVE, como en otras ocasiones hemos contado.

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La jornada termina entregando las aceitunas en la almazara por la tarde

Muchas gracias a Román y a su familia, que se han prestado desinteresadamente para realizar fotos en sus parcelas para esta entrada en el blog. Sin su colaboración no hubiera podido realizar este artículo.